Los Diablos arrancaron con su pasacalle, que siempre enamora y calienta al público. Una de las grandes favoritas de la noche fue de más a menos. Tras su primer tema, los trónicos eran firmes candidatos a ganar, pero de la misma forma que subieron como la espuma según desgranaban argumentos en su primer tema, perdieron el sentido en su segunda canción. Su primer tema, una obra de arte de Víctor Asensio. Los políticos, hipotéticamente unos cabrones, el alcalde un fanfarrón por salir con guardaespaldas para irse de Carnaval y Paulino Rivero ridiculizado porque ?tiene la boca como Stallone?. Pero pierden el sentido, que era el motivo de su segunda canción, cuando se les va la mano y dicen ?tú no eres un presunto, eres un hijo de puta?… Diablos Locos, presuntamente geniales hasta entonces. El tema recupera fuerza con un giro de apuesta por Canarias, que gobiernan presuntamente nacionalistas con socialistas. Terminan con la coreografía de un paraguas que forma la bandera. Toques geniales de más a menos, pero tema con calidad. En su segunda letra perdieron el sentido y hasta el tino. Tal vez fuera una apuesta por la integración o un homenaje a los discapacitados… pero, presuntamente, se estallaron en la intencionalidad y el enfoque cuando, tal vez en busca de humor, dijeron que el ciego conduce, el mudo guía y el sordo grita… Lo mejor, para resarcirse de tanto desatino, el final con ?filin?: ?Nunca he podido ver la sonrisa de mi hijo o el sonido de un te quiero?. Un bonito final para un sinsentido.