El Canijo de Carmona “disputó” anoche en el Espacio Cultural Aguere el partido de vuelta al de hace un año, en el Guimerá, bajo el nombre ¨4 godos y 1 canijo¨. En 2014 su repertorio lo basó en clásicos gaditanos enfundado en bermudas y cholas; anoche hubo novedad: sacó del baúl de los recuerdos el disfraz de cocineros de los Juan Palomez, de 2007. Fue una oportunidad para descubrir detalles que pasaron inadvertidos hace un año y para saber quién del grupo se va con el reaparecido Martínez Ares en 2016 o a quién ha fichado ya El Canijo, como si le importara mucho a los asistentes de anoche.
¨4 godos y 1 canijo» fue más de lo mismo; una actuación de trámite con una chirigota en cuadros: ni eran 4 godos (eran seis, aunque se anunciaran 4 en el cartel); el Canijo sí que vino, pero con la mitad de su chirigota. “Ustedes son canarios y disfrutan del descuento de residente para viajar”, se disculpó, como si hubieran venido gratis. Visto el poder de convocatoria, el productor podía haber pedido el local a Bambones, y hasta le sobrarían plazas.
Lo positivo, el toque de actualidad sobre la marcha de Casillas al Oporto, además de actuar disfrazados de cocineros. Empalagaron con tanta referencia a la mujer, un grito desesperado por un levantaplazas facilón. O mejor levanta cuatro butacas.
El Canijo ni se atrevió con una receta de Arguiñano. Hizo una sopa de paquete y se le pasó, con dos chistes incrustados impropios en su ingenio: una referencia a Las Palmas, donde allí sí hay buen público que secunda sus coplas, dijo, o la mención a La Gomera, donde actuaron el jueves “y allí nos entendieron”.
Lo mejor, el agradable paseo por La Laguna al acabar la función.