Luis Hormiga “Suspi”, carnavalero, murguero, lagunero y bambón –como lo definió el alcalde José Manuel Bermúdez–, tiene un sitio desde ayer en la Casa del Carnaval, donde da nombre a la sala de exposiciones itinerantes.
Es un tributo a “una buena persona”, al “alma de uno de tantos carnavaleros” que hacen grande la fiesta, recordó el regidor en un acto entrañable que comenzó con un conjunto de cámara de la Banda Sinfónica de Tenerife, al ritmo de “El fondo del mar”, en consonancia con el motivo de la próxima edición de la fiesta. Su murga, los Bambones, se hizo presente con su despedida, el tema preferido de “Suspi” después de que Bermúdez y el hijo del homenajeado descubrieran la placa que inmortaliza a un hombre bueno que amó el Carnaval y a su gente.