El director de Bambones analiza la actuación de la murga que le permitió volver a la final, tras el varapalo de la pasada edición.
¿Contento con el veredicto del jurado?
Sí, pero tampoco voy a enjuiciarlo como tampoco lo hice en 2018, cuando había más motivo. Este año estoy contento con la reacción de la gente, con el orgullo que ha sentido por nosotros. Unos dicen que hemos vuelto, otros se sientan orgullosos de ser bambones… Cosas que no sentimos desde hacía algunos años. Contentos por eso, a aparte de por estar en la final, claro.
¿Qué diferencia hay de los Bambones de 2019 con los del año pasado?
A lo mejor conectamos más con el público. Las canciones eran diferentes, pero sobre todo la garra, la fuerza sobre el escenario, la potencia… El lunes transmitimos mucho más que el año pasado. Había más rabia contenida, y eso se transmite al público.
¿Han arriesgado o llevan temas para optar a premio?
Nosotros hacemos cuatro canciones que nos quepan en la final y en la fase. Para nosotros hay dos finales, aunque a una la llamen fase. No preparamos canciones para la fase y para la final. Los públicos son diferentes, a partir de un repertorio similar, intentamos amoldarnos.
¿Ha visto el concurso?
He visto alguna murga, pero por la tele y no puedo opinar porque hay gran diferencia con lo que se vive en el recinto ferial. La televisión no tiene sentimiento y no te transmite la fuerza; el recinto, sí. Es arriesgado opinar por la televisión. Y la música y las murgas son sensaciones.
Según los finalistas, ¿el jurado es más de crítica, humor o espectáculo?
Por lo que me han dicho y lo poco que he podido ver, no ha habido demasiado espectáculo, o parafernalia, en fases; supongo que estará en la final. La letra se ha impuesto al espectáculo visual en la fase.
¿Hay más plazas de final que murgas con méritos?
No, no creo.
¿Tu murga favorita para la final?
Bambones. Es la única que conozco.