Trapaseros nació en Los Realejos a comienzos de los años noventa y promovió el concurso del Norte, lo que no le impidió pelear por participar en Santa Cruz, sin que lo consideren una traición para su certamen.
El próximo febrero celebran doce años concursando en Santa Cruz. Es la primera que lo hacen renunciando a su Norte natal para obtener plaza en la capital. En 2018 quedaron descalificados por superar en casi tres segundos los 30 minutos de repertorio. Y no pasaron a la final en la que siempre estuvieron y muchas veces ganaron. Eso supuso una catarsis: Juanka López volvió a la dirección en sustitución de Domi González y RagüelChávez asumió el “retorno a Santa Cruz”, una decisión refrendada por los componentes y que ha atraído a extrapaseros.
“La meta de toda murga es Santa Cruz es para evolucionar”, afirma Juanka, que recuerda la primera vez que Trapaseros concurso en de Santa Cruz, 1999. “Hay componentes a los que les da pena no salir en el Norte, pero ahora hay que dejar fluir, partido a partido”, comenta con humor Juanka en presencia de Ragüel. Ganadores de un 2º y un 3º en Santa Cruz, aseguran que un espectáculo como el“Rey León”, con el que ni pasaron a la final por exceso de parafernalia, “hoy es imposible, las bases no permiten ese despliegue, lo que se traduce en canciones carentes de espectáculo”, añade. “Pero ese tema marcó un antes y un después”, y creen que hasta su estilo ha sido referente para alguna murga, como Zeta-Zetas.
Emilio Romero: “El futuro pasa por Santa Cruz»
Emilio Romero forma tándem con Ragüel Chávez en la elaboración del repertorio que interpretarán los 74 trapaseros: que incluye 6 componentes nuevos y una veintena que volvieron a defender el nombre”. Para él, 2013, año del “Rey León”, supuso que Trapaseros colocara las cartas sobre la mesa; “venían con fuerza y ganas”. “El futuro pasa por Santa Cruz”, asegura Emilio, quien invita a la reflexión ante la decadencia que se vive en las murgas en general. Entró en Trapaseros 2002 y continuó hasta 2012, cuando los compromisos familiares le reclamaron más tiempo. “Era un friki de las murgas; cuando te gusta tanto, te acaba absorbiendo”, lo que le llevó limitarse a las letras.